Enso (Círculo Zen)

The Zen Character, Life Art and Teachings of Zen master Shinzan Miyamae, Edited by Julian Daizan Skinner

El símbolo supremo del arte Zen es el enso, un círculo. Desde el comienzo del budismo, la iluminación ha sido comparada a una “brillante luna llena” y a un “gran espejo redondo”. Puede interpretarse que un enso simboliza: todo, nada, la infinidad, la eternidad, la perfección, la iluminación, la luna, la mente, el corazón, el centro, un pastel de arroz, un puño, una sartén, la tapa de un cubo, una cabeza calva. Los enso son verdaderamente atemporales. Desde un punto de vista histórico, la mayoría de las obras pueden asignarse claramente a algún periodo – la Dinastía Song, el Renacimiento Italiano, el Arte Pop Americano. Una pintura enso, sin embargo, es difícil de decir si fue pincelada en el siglo XIII o el XXI. (John Stevens en The Zen Character)

En los albores del Zen, todo tipo de recursos se ponían en juego para expresar la realidad. Desde gritos a golpes, desde la poesía al silencio. De entonces también, proviene el uso del enso.

El círculo, y la luna llena se han utilizado desde antiguo como símbolo del despertar en el budismo. Sun Chi cuenta que el círculo es un símbolo del nirvana como refugio, también un signo de la naturaleza búdica. Refiere una anécdota del gran maestro y ancestro de la escuela Zen Nagarjuna, que transformó su cuerpo en una luna para explicar el Dharma.

El 3er Ancestro del Zen en China, Sosan, escribe:

El círculo es como la Gran Vacuidad,

Nada le falta, nada le sobra.

Pero la más antigua explicación del enso aparece en la antología de maestros de las Cinco Casas del Zen de Thomas Clearly, concretamente en un texto de Sun Chi (順支了悟 Shunzhi Liaowu) en el que explica extensiva y claramente el uso de los símbolos circulares, o ensos.

Sun Chi pertenece a la casa de Kuei Yang (潙仰宗; pinyin: Guīyǎng Zōng), en la cual se desarrolló esta peculiar y creativa forma de diálogo entre maestros y discípulos, o entre estudiantes, que se ajustaba a una cultura, como la China, en la que el pincel era consideraba la más alta forma de expresión. En esta, el símbolo del orbe lunar, dibujado en papel o en la arena, o en el aire se utilizaba para hacer la pregunta fundamental. Esto daba lugar a un diálogo de metáforas e imágenes llamado ensōinji en japonés.

En el Zen se utilizan muchas de estas preguntas fundamentales de manera intercambiable: ¿Qué es esto? ¿Cuál es tu verdadera naturaleza? ¿Qué es Buddha? ¿Por qué vino Bodhidharma del Oeste? Etcétera. Todas ellas invitan expresar la naturaleza de la realidad, del momento, del Buddha, de la manera más directa y sucinta.

En el caso del enso, tras formular la pregunta, se respondía a veces sobre el mismo enso, dentro, encima o debajo, con diferentes figuras y símbolos como vacas, animales varios, otra luna, pictogramas, etcétera. Al comienzo trataron de codificarse estos símbolos pero Yang-shan, por respeto a su maestro, quemó su libro (cosa no rara en el Zen) para recordarnos que la naturaleza es inasible y que cualquier expresión de la misma es transitoria.

Yang-shan consiguió lo que buscaba, y, que yo sepa, a día de hoy no hay ningún tipo de reglas fijas respecto a la creación de ensos. El símbolo del enso, sin embargo, ha perdurado e incluso se ha convertido en el más reconocible icono del Zen. En Yogagyo, el dojo de práctica de Zenways en Londres, tiene este enorme enso presidiendo la sala. El gran vacío de su interior nos invita, varios siglos después, a conectar con esa pregunta fundamental: ¿Qué es esto? ¿Qué es la realidad? o, si prefieres ¿Quién soy yo?

Este es el primero de una serie de comentarios a las caligrafías de Shinzan Roshi, cuyo libro he traducido e intento publicar, con las que me propongo explicar conceptos fundamentales del Zen. Puedes obtener The Zen Character en inglés aquí.

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